Milena no era feliz en Viena, Pollack quiere una relación abierta y Milena se ve obligada a aceptar que él traiga a sus amantes a casa. Sufre mucho, se siente humillada y además Pollack mete a la pareja en continuas deudas, por lo que Milena tiene que dedicarse a dar clases particulares e incluso llega a acudir a la estación de trenes de Viena para llevar el equipaje de los pasajeros y ganar un poco más de dinero. En 1919 lee unos cuentos de Kafka y le escribe a Praga para que la autorice a traducirlos al checo, y Kafka no duda en aceptarla como traductora. Por las primeras cartas que se conservan de ambos, parece que Milena no tardó en confiarle su situación a Kafka que se preocupa por ella , como vemos en esta carta
"Desde Praga le escribí unas líneas y también desde Merano. No recibí contestación. Es claro que no había ninguna necesidad de contestarme inmediatamente , y si su silencio es un signo de que se encuentra usted relativamente bien, estado que a menudo se manifiesta mediante la pereza epistolar, pues entonces estoy tranquilo. Pero también es posible, y por eso le escribo, que algo le haya molestado en mis cartas (qué torpe sería entonces mi mano en ese caso, a pesar de mi intención); o quizá lo que realmente sería mucho peor, podría ocurrir que haya vuelto a disiparse ese instante de respiro que me menciona, y que nuevamente hayan empeorado sus problemas. Espero, por lo tanto que ocurra una de las dos cosas. Que siga su silencio, lo que significa "No se preocupe, estoy muy bien" o que me escriba unas líneas"
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