“Debo parecerte ingrata, oh, hermoso mes de mayo, porque no te he dedicado una sola palabra elogiando tu dulzura. Pero, ¿has observado a los niños que, sentados en las rodillas de su madre, escuchan un cuento? Mientras se les habla de gigantes crueles y princesas dolientes permanecen con los ojos abiertos; pero apenas se les habla del buen tiempo y del sol, cierran sus párpados y duermen dulcemente, hundiendo su cabeza en el seno maternal. Yo soy ese niño que ama las historias interesantes. Yo prefiero las noches de espectros y aventuras, los rudos destinos y las pasiones que llenan de sombra los corazones salvajes.”
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