lunes, 28 de abril de 2014

El río Danubio de Ján Kollár


Ján Kollár
El río Danubio (fragmento)

" Reina fluvial y madre de Eslavonia, ¿por qué abandonas tu tierra natal sur cando mares extranjeros? Tus hijos derraman lágrimas álgidas que se mecen sobre el mar de plata de tu regazo. La fama corona tu faz, una fama regada por una sola lágrima. "


Camilla Läckberg: "Antes de ser escritora, era la economista sueca más i...


sábado, 26 de abril de 2014

Carta a Sigmund Freud de Karl Abraham

Karl Abraham
Carta a Sigmund Freud (fragmento)

" Querido profesor, debo suponer que varias de mis tarjetas y al menos una de mis misivas no han sido recibidas por usted. Lamentablemente, el servicio postal sigue siendo difícil. Su carta, fechada y sellada el 3 de septiembre, llegó ayer, tras nueve días de demora para llegar hasta aquí.
Me alegra saber que te encuentras bien y que tu hermana se halla en vías de franca recuperación. Mis mejores deseos para que se recupere pronto y pueda estar de nuevo con sus dos hijos. Muchas gracias, por cierto, por la postal que tú y Martin me enviásteis.
Todo está bien en mi familia. Hay algunos presagios acerca de la posibilidad de la guerra en Berlín. Hemos estado muy tranquilos por la completa derrota de los rusos en el este de Prusia, como bien sabes, y nos esperan noticias favorables en los próximos días acerca de la batalla en Marne. Una vez que se decidió a nuestro favor, Francia se retirará prácticamente de inmediato, es decir, será sólo cuestión de un tiempo relativamente corto la captura de las fortificaciones situadas al sureste. Esta tarde, incluso, hemos oído hablar de la retirada austríaca cerca de Lemberg. "


Parzival de Wolfram Von Eschenbach



Wolfram von Eschenbach
Parzival (fragmento)

" Si la duda anida en la vecindad del corazón, habrá de nacer amargura en el alma. Si se unen, como los dos colores de la urraca, el valor intrépido del hombre y su contrario, todo será a un tiempo laudable y deshonroso. Quien duda puede estar contento, pues el cielo y el infierno forman parte de él. El inconstante está teñido de negro y termina en el negro color del infierno. En cambio, quien se rige por la constancia se guía por el luminoso color del cielo. "


Una extraña historia de Edward Bulwer-Lytton



 

Edward Bulwer-Lytton
Una extraña historia (fragmento)

" La madre de Lilian vino a verme a mi triste morada. La Casa del Monje, en el centro de aquella acusadora camarilla, se había vuelto displacentero para ella, y para mí estaba asociada con pensamientos de angustia y de terror. Yo no podría, sin un estremecimiento, haber entrado en sus jardines,-- ni podría, sin una puñalada en el corazón, haber visto de nuevo la vieja tierra de hadas rodeando el Pozo del Monje, ni el oscuro árbol de cedro bajo el cual la mano de Lilian había sido colocada en la mía; y un supersticioso recuerdo, borrado mientras el angelical rostro de Lilian había iluminado los recintos mortales, ahora revivió en plena fuerza. La maldición del hombre moribundo --no se había realizado?
Un nuevo ocupante para la antigua Casa fue hallado dentro de una semana tras haber escrito la Señora Asleigh de Londres a un agente inmobiliario en L----, expresándole su deseo de disponer del alquiler. Poco tiempo antes de que nos fuéramos a Windermere, la Señorita Brabazon se había vuelto enriquecida por una liberal anualidad legada a ella por su tío, sir Phelim. Sus medios así la capacitaron para moverse de la comparativamente humilde habitación que ella hasta ahora había ocupado en la Casa del Monje; pero justo cuando ella había recomenzado una serie de ostentosos entretenimientos, implicando un ambicioso deseo de disputar con la Señora Poyntz la soberanía de la ciudad de Hill, ella fue atacada por alguna severa enfermedad que pareció complicarse con una enfermedad de la columna vertebral, y tras mi retorno a L---- Yo algunas veces me encontré con ella, en la espaciosa plataforma de la ciudad de Hill, llevada a lo largo lentamente en una silla de baño, su lívido rostro mirando al frente desde pilas de Chales Indios y Pieles siberianas, y la figura demacrada del Dr. Jones acechando a su lado, taciturno y sombrío como algún sincero doliente que conduce a la tumba al patrón sobre cuya vida él mismo había vivido convenientemente. Fue en el triste mes de Febrero que yo retorné a L----, y yo tomé posesión de mi hogar de empeño nupcial en el aniversario del mismo día en el cual yo había pasado a través de los mudos Muertos del sombrío cuarto de muerte del naturalista. "


Astrophil y Stella de Philip Sidney

 
 
Philip Sidney
Astrophil y Stella (fragmento)

" Vacilan las palabras, desean que llegue la invención del arte,
La invención, hija de la naturaleza…
Yo de palabras henchido, abandonado a mi dolor,
Golpeo mi ociosa pluma y me golpeo a mí mismo.
Y la Musa me dijo: “Estúpido, Mira en tu corazón y escribe”.

Llamo premio a sufrir bajo la tiranía;
Y empleo lo que queda de mi ingenio
Para intentar creer que todo va bien,
Mientras con mi cerebro pinto mi propio infierno.

Habiendo abierto una brecha y luchado bien,
Gritas: “¡Victoria! El bello día es nuestro!”
Oh, no, su corazón es una ciudadela,
Fortificada, soberbia, inteligente, desdeñosa:
Para ganarla, sólo valen la inteligencia y el dolor.

Natura bien me inclina a ver
Bellezas, aupadas en brillantes carros
Destellando kilates y encendiendo
Mi espíritu a inclinarse pronto a ellas.
Y Amor, creí que lleno estaba de ti,
Mas no encontrando llamas incansables,
Inclineme hacia otras, olvidando
La estrella que debía guiar mi paso.
Ahora sí que Amor con desamor he comprendido.
Y probando el veneno he sido envenenado.
Vuelvo, perezoso, a su amor,
Mas ella huye y de sus ojos salen volando flechas a mis ojos.
"

jueves, 10 de abril de 2014

El absentista de Maria Edgeworth- (Gran Bretaña, 1767-1849)

" Una mañana, la Señora Dashfort había concebido un ingenioso plan para que Isabel y el Señor Colambre mantuvieran un tete-a-tete, pero la inesperada aparición de Heathcock desconcertó sus intenciones. Vino a mendigar el interés de la Señora Dashfort por el Conde O´Halloran, con el fin de obtener permiso para cazar y disparar sobre sus tierras-No para mí, precisó, sino para dos oficiales acuartelados en un pueblo próximo, que sin duda se ahogarían si le les privara de la posibilidad de practicar ese deporte.
¿Quién es ese Conde O´Halloran?, dijo Lord Colambre. La señorita White, acompañante de la Señora Killpatrick, dijo que era un hombre extraño, singular y el clérigo de la parroquia, que estaba presente en el desayuno, declaró que era un hombre de excepcionales conocimientos, méritos y cortesía.
Todo lo que sé de él-dijo Heatchcock, es que es un gran deportista, que usa sombrero y un largo chaleco. El Señor Colambre expresó su deseo de conocer a este extraordinario personaje y Lady Dashfort, para guardar las formas y, tal vez, ante la ausencia de un pensamiento que pudiera ser más eficaz, inmediatamente se ofreció a llamar a los dos oficiales y llevarles con Heatchcock y el Señor Colambre a las inmediaciones del Castillo de O´Halloran.
Lady Isabel se retiró con mucha mortificación en su ánimo, pero a la vez con la gracia que conllevaba la certeza de que los capitanes Benson y Willianson serían llevados a los dominios del Conde. El capitán Benson, tomó asiento en la calesa, junto al cochero, y el resto del grupo tuvo el placer de conversar con la señora durante las tres o cuatro millas que distaban los pensamientos del Señor Colambre estaban muy lejos, y el capitán Williamson no tenía nada que decir, así que nada más se dejaba oír la voz de Heatchcock, Eh, re´lly now!- pon honour!
Llegaron al castillo de Halloran-un hermoso edificio antiguo, parte en estado ruinoso, y otra parte reparada con gran juicio y gusto. Cuando el coche se detuvo, un criado de respetable aspecto apareció en lo alto de la escalera.
El Conde O´Halloran ha ido de caza-dijo su criado-, pero volverá inmediatamente, si Lady Dashfort y los caballeros se complacen en aguardar un poco.
A un lado de la espaciosa y noble sala se hallaba el esqueleto de un alce, al otro lado, la curiosa osamenta de un ciervo, especie que según el criado se encontraba en las proximidades de los lagos de los alrededores. Los oficiales fueron testigos asombrados de varios extraños juramentos y exclamaciones.- Eh! re´lly now!--pon honour! y gentilmente consultaron su reloj, diciendo: ¿Me pregunto si se puede pensar en tomar un ligero piscolabis? Y, volviendo la espalda al alce y al ciervo, preguntaron acerca de qué tipo de caballo montaba el señor. Lord Colambre, por su parte, examinó los prodigiosos esqueletos con la sensación de sorpresa y admiración propia de cualquier mente superior al contemplar las grandes obras de la Providencia. "

 

domingo, 6 de abril de 2014

Hedda Gabler de Henrik Ibsen

Henrik Ibsen
Hedda Gabler (fragmento)

" Hedda: Lo extraño es que nos visite. Yo no la conozco más que del colegio.
Tesman: Tampoco yo la he visto desde hace mucho tiempo. Es asombroso que pueda vivir en un rincón como el que habita allá.
Hedda: Di, Tesman, ¿no es hacia esa parte adonde se ha ido a vivir...Eylert Loevborg?

Tesman: Sí, en algún punto de allá.
Berta: Señorita, está aquí la señora que vino hace poco y me entregó esas flores que tiene en la mano la señorita.
Hedda: ¡Ah! ¿Está ahí? Bien. Que pase.
Hedda: ¡Buenos días, querida! Celebro mucho volverla a ver después de tantos años.
Thea: Sí, hace mucho que no nos hemos visto.
Tesman: Ni nosotros tampoco, ¿verdad?
Hedda: Gracias por sus lindas flores.
Thea: ¡Oh, por favor!... Hubiese venido a verles ayer; pero supe que estaban de viaje.
Tesman: ¿Acaba usted de llegar a la ciudad?
Thea: Vine ayer por la tarde. ¡Oh! ¡Me sentí tan desesperada al saber que estaban ustedes ausentes!
Hedda: ¡Desesperada!... ¿Por qué?
Tesman: Hable, señora de Rysing..., digo, de Elvsted...
Hedda: ¿Ha sucedido alguna cosa?
Thea: Sí; y no conozco un alma a quien dirigirme aquí, excepto a ustedes.
Hedda: Venga usted. Sentémonos en el sofá.
Thea: ¡Oh! ¡No tengo calma ni paciencia para estar sentada!
Hedda: ¡Venga usted!
Tesman: Vamos a ver, señora... ¿Qué hay?
Hedda: ¿Es alguna cosa que le ha sucedido a usted allá en su casa?
Thea: Sí...; es decir, sí y no. ¡Oh! Temo ser mal comprendida...
Hedda: ¡Vamos! Lo mejor que puede usted hacer es decirlo todo francamente.
Tesman: Para eso ha venido usted; ¿no es verdad?
Thea: Sí, sí. Justo. Ante todo, debo decir a ustedes que Eylert Loevborg está también aquí.
Hedda: ¡Que Loevborg está...!
Tesman: ¡Como! ¿Que ha vuelto Eylert Loevgorg? ¿Oyes, Hedda?
Hedda: ¡Hombre, sí!; oigo perfectamente.
Thea: Hace ocho días que llegó. ¡Cuando una lo piensa! ¡Solo, en medio de los peligros de esta ciudad, expuesto a las malas compañías que hay aquí!
Hedda: Pero, querida, ¿usted qué tiene que ver con su conducta?
Thea: Ha sido preceptor de los niños.
Hedda: ¿De sus hijos?
Thea: De los míos, no. No los tengo.
Hedda: ¿De los de su marido?
Thea: Sí.
Tesman: Pero, ¿es que él..., no sé cómo expresarme..., estaba en condiciones de desempeñar cargos de esta índole?
Thea: Durante estos dos últimos años no ha dado nada que decir.
Tesman: ¿Oyes, Hedda?
Hedda: Oigo muy bien.
Thea: Absolutamente nada. Puedo asegurárselo a ustedes. Por ningún concepto. Y sin embargo..., ahora que sé que está aquí..., en esta gran ciudad..., y con mucho dinero, temo por él lo indecible.
Tesman: Pero, ¿por qué no se ha quedado donde estaba, al lado de usted y su marido?
Thea: Desde que apareció su libro, no ha habido paz ni reposo en casa.
Tesman: Sí, es cierto. Tía Julia me ha dicho que había publicado un libro nuevo.
"

La Psiquiatra y El Superviviente de Wulf Dorn





sábado, 5 de abril de 2014

"Estoy triste, y mis ojos no lloran" de Juan Ramón Jiménez


ESTOY TRISTE, Y MIS OJOS NO LLORAN
Estoy triste, y mis ojos no lloran
y no quiero los besos de nadie;
mi mirada serena se pierde
en el fondo callado del parque.

¿Para qué he de soñar en amores
si está oscura y lluviosa la tarde
y no vienen suspiros ni aromas
en las rondas tranquilas del aire?

Han sonado las horas dormidas;
está solo el inmenso paisaje;
ya se han ido los lentos rebaños;
flota el humo en los pobres hogares.

Al cerrar mi ventana a la sombra,
una estrena brilló en los cristales;
estoy triste, mis ojos no lloran,
¡ya no quiero los besos de nadie!

Soñaré con mi infancia: es la hora
de los niños dormidos; mi madre
me mecía en su tibio regazo,
al amor de sus ojos radiantes;

y al vibrar la amorosa campana
de la ermita perdida en el valle,
se entreabrían mis ojos rendidos
al misterio sin luz de la tarde...

Es la esquila; ha sonado. La esquila
ha sonado en la paz de los aires;
sus cadencias dan llanto a estos ojos
que no quieren los besos de nadie.

¡Que mis lágrimas corran! Ya hay flores,
ya hay fragancias y cantos; si alguien
ha soñado en mis besos, que venga
de su plácido ensueño a besarme.

Y mis lágrimas corren... No vienen...
¿Quién irá por el triste paisaje?
Sólo suena en el largo silencio
la campana que tocan los ángeles.

Los Habitantes del bosque de Thomas Hardy

Cuentos de fantasmas de M.R.James


Lovecraft incidió en la teoría de M. R. James según la cual «un cuento de fantasmas debe tener un marco que resulte familiar en la época moderna para acercarse lo más posible a la esfera empírica del lector. Sus fenómenos espectrales, además, deben ser malévolos más que beneficiosos, ya que la emoción que hay que suscitar ante todo es el miedo. Por último, debe evitarse escrupulosamente la jerga de seudociencia del “ocultismo” si no queremos ver ahogado el encanto de la verosimilitud casual en una pedantería nada convincente». Como gran novedad en el género, pues, los fantasmas de James resultan perfectamente contemporáneos al lector burgués de su época, y para inducir esta sensación de cotidianeidad utiliza un fino humor británico así como expresiones coloquiales en los diálogos. Cuentos, además, muchas veces ambientados en todos aquellos escenarios que le eran más familiares al mismo autor por sus propias inquietudes eruditas: polvorientas trastiendas de anticuario, solemnes bibliotecas y archivos, rectorías rurales…
Aunque escribió poco más de treinta relatos de este tipo, y solo como desahogo a las labores académicas que ocuparon su vida, el nombre de Montague Rhodes James evoca lo mejor de la literatura sobre fantasmas, y con él llega a su apogeo el cuento de fantasmas clásico

jueves, 3 de abril de 2014

"La luz de Candela" de Mónica Carrillo

Candela es una fotógrafa a la que un día se le cruza el amor y la atropella poniéndolo todo patas arriba. Y ya nada será como antes. El responsable de ese torbellino es Manuel, un joven modelo con el que vivirá una historia de amor tan fascinante como adictiva. La emoción de los primeros besos, la complicidad, la pasión. Pero también la angustia de quien no recibe todo lo que da. Y el apoyo incondicional y mágico de las amigas. La cara y la cruz del amor. Por que la vida sigue, siempre sigue…

La luz de Candela es un precioso canto a las emociones, una delicada novela llena de sensibilidad que entusiasmará al lector.



miércoles, 2 de abril de 2014

Knut Hamsun


"Yo nunca me he analizado a mí mismo más que forjando en mis libros varios cientos de personajes, cada uno en particular tejido a partir de mi propio ser, con sus defectos y sus cualidades, como tienen todos los seres inventados."